Una aproximación a los estudios empíricos en Traductología: diseños y herramientas
By Jorge Soto Almela (Catholic University of Murcia, Spain)
Abstract & Keywords
English:
In this paper we aim to provide an updated perspective on the state in which empirical studies are in Translation Studies, a discipline in which theoretical debate has tended to be dominant. We will show, on the one hand, the empirical-experimental revolution that Translation Studies is going through today and, on the other hand, the complexity of applying empirical methodology to our field of study. Despite these difficulties, there are several types of study and research design that are carried out in Translation Studies. We also aim to present the range of data collection tools used in translation research, both those designed in our discipline and those borrowed from other fields of knowledge. Among them, we give an important role to the survey and its data collection instrument, the questionnaire, a tool widely used in Translation Studies.
Spanish:
En este trabajo, pretendemos ofrecer una visión actualizada sobre el estado en el que se encuentran los estudios empíricos en una disciplina como la Traductología, cuya historia demuestra el carácter teórico y abstracto al que siempre ha estado vinculada. No obstante, mostraremos, por una parte, la revolución empírico-experimental que está viviendo la Traductología en nuestros días y, por otra, la complejidad que supone aplicar la metodología empírica a nuestro campo de estudio. A pesar de estas dificultades, son varios los tipos de estudios y de diseños de investigación que se llevan a cabo en Traductología. Pretendemos, además, dar cuenta de la cantidad de herramientas de recopilación de datos empleadas en investigación traductológica, tanto aquellas nacidas en nuestra disciplina como aquellas importadas de otros campos del saber. Entre ellas, otorgamos un papel relevante a la encuesta y a su instrumento de recogida de datos, el cuestionario, por ser una herramienta ampliamente utilizada en los estudios de traducción.
Keywords: estudios empíricos, diseños de investigación, herramientas de recopilación de datos, empirical studies, research designs, data collection tools
©inTRAlinea & Jorge Soto Almela (2015).
"Una aproximación a los estudios empíricos en Traductología: diseños y herramientas", inTRAlinea Vol. 17.
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1. Introducción
Durante el “período pre-científico” (Kaindl 1997; Neunzig 2001), antes de ser reconocida y consolidada como ciencia en la segunda mitad del siglo XX, la Traductología se basaba en reflexiones filosóficas, abstractas e inductivas y, a partir de ellas, se elaboraban teorías fundamentadas en la experiencia. Se trataba de análisis críticos y personales sobre la traducción de una obra, realizando comentarios filosóficos o filológicos y así poder llegar a la conclusión de lo que sería una buena o mala traducción. Según Neunzig (1999: 4), se trataba de estudios basados primordialmente en el análisis de un corpus textual o la auto-observación y que podrían agruparse bajo el título de “traductología interpretativa” o “aproximación hermenéutica”.
Ya en la segunda mitad del siglo XX, una vez reconocida la Traductología como ciencia independiente, aunque todavía estrechamente ligada a otras ciencias afines (especialmente la lingüística), empezaron a surgir diversos modelos teóricos que dieron lugar a las llamadas “escuelas de traducción”, tales como los enfoques lingüísticos impulsados por Newmark (1981), Koller (1979) y Wilss (1982), la traducción dinámica de Nida (1964), la teoría de la acción de Holz-Mänttari (1984), las teorías funcionalistas de Reiss y Vermeer (1984) o la prototipología de Snell-Hornby (1988). Todas ellas son teorías muy reconocidas en el ámbito de la Traductología, tanto por estudiantes como por investigadores. Sin embargo, consideramos que carecen de rigor metodológico, pues se basan en modelos preconcebidos que, de acuerdo con Holmes (1988), están desarrollados de manera deductiva y se basan en un corpus muy restringido destinado a ilustrar, más que a verificar o refutar un caso concreto.[1] Por este motivo, las mencionadas teorías han obtenido el rechazo de aquellos investigadores defensores de una metodología empírica de carácter inductivo, quienes opinan que, solo basándose en hechos y en la observación sistemática de la realidad, la Traductología podría alcanzar el reconocimiento científico que le corresponde, dejando al margen hipótesis preconcebidas o modelos teóricos (Toury 1995; Gile 1990 y 1991).
No obstante, en una disciplina como la nuestra, donde se combinan numerosos factores, conocimientos, habilidades y actitudes, los modelos teóricos y la metodología empírica están destinados a convivir, ya que, por un lado, necesitamos basarnos en datos empíricos, en la observación de la realidad y analizar lo que ocurre durante el proceso traductor estableciendo objetivos concretos, pero, por otro lado, dada la complejidad de nuestra disciplina, se hace inevitable formular teorías e hipótesis acerca del desarrollo del proceso traductor. Por tanto, al igual que Neunzig y Orozco (2001), somos de la opinión de que tanto la inducción como la deducción tienen cabida en los estudios en Traductología. García-Landa (1995: 394) formula al respecto:
Las comunidades científicas están normalmente compuestas por, al menos, dos tipos de miembros, algunos de carácter teórico y especulativo, y otros de carácter experimental y empírico. Ambos son igualmente serios, igualmente “científicos” e igualmente necesarios [Traducción propia][2]
En Traductología, debemos adoptar ideas de ambos miembros. Así, de los miembros de carácter teórico y especulativo debemos tomar prestado un modelo hipotético-deductivo, enmarcado en un concepto teórico integrador y más amplio, que permita delimitar el objeto de la investigación y sus objetivos; en definitiva, el porqué del trabajo investigador. De los miembros de carácter experimental y empírico, debemos adoptar la metodología consistente en verificar o refutar los postulados teóricos a través de la realidad práctica, pero sin caer en el “empirismo por el empirismo” (Neunzig 2001: 15) y sin tener la necesidad constante de cuantificar datos que son por naturaleza cualitativos.
Este afán actual por alcanzar el rango científico ha llevado a la Traductología a adoptar, adaptar y aplicar herramientas y formas procedentes de las ciencias sociales, ya que, según este enfoque empírico, “los constructos sólo adquieren un valor científico y epistémico si pueden ser […] validados mediante una observación sistémica, en especial mediante una observación empírico-experimental” (Neunzig 2001: 19). Sin embargo, para que un estudio adquiera la denominación de empírico-experimental, ha de reunir y cumplir una serie de criterios de exactitud experimental (Neunzig, 2001), es decir, un conjunto de requisitos, que, a su vez, ponen de relieve la dificultad que supone aplicar la metodología empírica a nuestro campo de estudio.
2. Criterios de exactitud experimental
El primero de los criterios es la objetividad del investigador, es decir, una claridad y transparencia en el planteamiento metodológico que permitan a otros investigadores llegar a los mismos resultados y servirse de herramientas de medición previamente estandarizadas. Este primer criterio está íntimamente relacionado con la replicabilidad o reproducibilidad del estudio, que constituye otro requisito indispensable de la metodología empírica. La replicabilidad implica que los resultados obtenidos en un experimento previo vuelvan a repetirse en experimentos paralelos con otra muestra diferente. No obstante, en el campo de la Traductología, en el que las muestras suelen ser poco representativas, resulta complejo reproducir unos resultados en otros experimentos paralelos. Dada la escasa representatividad de las muestras en los estudios en nuestro campo, se hace también difícil la aplicación de otro criterio de la metodología empírica: la generalización o extrapolabilidad, esto es, los resultados deben poder generalizarse o extrapolarse a otras situaciones, lo que permitiría formular hipótesis para ulteriores estudios.
Además de los ya mencionados tres criterios, que, por un lado, consideramos fundamentales para que un estudio traductológico alcance el rango empírico y que, por otro lado, son extremadamente difíciles de aplicar al terreno de la Traductología, existen otros criterios importantes, como la fiabilidad, que constituye uno de los mayores retos para todo investigador de nuestro campo: el control de todas las variables que intervienen en el estudio y que, de una u otra forma, pueden alterar la realidad y, por consiguiente, la fiabilidad de los resultados obtenidos.
Junto con la fiabilidad, otros criterios de exactitud experimental son la validez, la cuantificabilidad y la validez ecológica o situacional. La validez es necesaria para asegurar que los resultados se adecúan a los objetivos que se persiguen, esto es, que realmente se está midiendo lo que se desea medir. La cuantificabilidad hace referencia a la posibilidad de obtener datos cuantificables que permitan ser analizados mediante métodos de estadística descriptiva o inferencial, lo que asegura la validez de los resultados. Para ello, la mayoría de las veces, a datos que son cualitativos deberemos asignarles valores numéricos que posteriormente nos permitan llevar a cabo el análisis cuantitativo. Finalmente, la validez ecológica o situacional se refiere a que el experimento debe realizarse en una situación real, que evite lo artificial; de esta manera, los sujetos (por ejemplo, traductores) no se ven influidos o condicionados por el entorno. Lo contrario ocurre en los experimentos llamados “de laboratorio”, donde los sujetos normalmente saben que forman parte de un experimento y, por tanto, la validez ecológica de los resultados puede quedar en entredicho. Esto es precisamente lo que ocurre cuando en Traductología se usan ciertos instrumentos de recopilación de datos, como, por ejemplo, los think-aloud protocols, el lector de movimientos oculares (eye-tracker) o programas de ordenador como Translog. En todos estos casos, el sujeto es conocedor de que está en una situación artificial, en la que está siendo evaluado y analizado y, en consecuencia, puede que no actúe de manera normal, por lo que la validez ecológica de los resultados se ve afectada.
3. Tipos de estudios y de diseños de investigación
Hoy en día en Traductología tienden a realizarse investigaciones desde un punto de vista empírico-experimental, es decir, suele aplicarse un “procedimiento investigador en el que se manipulan de forma artificial unas condiciones para observar […] la influencia de una variable independiente sobre otra variable dependiente” (Neunzig 2001: 37). El enfoque empírico-experimental es amplio y abarca una gran cantidad de tipos de experimentos que difieren entre sí en cuanto a la metodología y el diseño aplicados. Basándonos en la clasificación realizada por Neunzig (2001), se ha llevado a cabo una revisión bibliográfica que trata de ejemplificar cada tipo de estudio.
- Experimentos de valoración de hipótesis, en los que, como su propio nombre indica, se parte de unas hipótesis teóricas que, a través de la observación sistemática de la realidad, se confirmarán o rechazarán. Estos experimentos suelen partir de una sólida y bien definida fundamentación teórica y están primordialmente encaminados a validar una determinada teoría. Un ejemplo de experimento de valoración de hipótesis es el llevado a cabo por Corpas Pastor (2008) mediante el cual pretendía conferir un carácter empírico a la investigación sobre los universales de traducción. En este caso, el trabajo se enmarca en la conocida teoría de los universales de traducción (Blum-Kulka 1986; Baker 1993; Laviosa 1998) a los que pretende dar validez empírica a través de tres estudios experimentales centrados en los universales de simplificación, convergencia y transferencia. Según la propia autora, se trata de un estudio innovador porque aplica “por primera vez técnicas robustas de PLN [Procesamiento del Lenguaje Natural] a corpus extensos, basadas en algoritmos para el procesamiento automático de los datos y validación estadística de los resultados” (Corpas Pastor 2008: 219).
- Experimentos exploratorios, más comunes en Traductología, en los que el investigador, lejos de establecer un modelo teórico, pretende comprobar o verificar si un hecho del que está convencido por su experiencia profesional es realmente comprobable, observable y extrapolable a otros casos similares. Se trata, en cierto modo, de inquietudes investigadoras personales que, a través de un experimento bien diseñado, podrán verificarse o refutarse. Un ejemplo de experimento exploratorio es el desarrollado por el grupo de investigación PACTE (2002) de la Universidad Autónoma de Barcelona, centrado en estudiar de manera empírica la adquisición de la competencia traductora en traducción escrita en estudiantes de traducción. Para ello, dicho grupo ha diseñado un experimento de carácter longitudinal con ciertas variables dependientes e independientes, un determinado grupo de sujetos y diversas herramientas de recogida de datos como, por ejemplo, la realización de traducciones directas e inversas, grabaciones con los programas informáticos Proxy y Camtasia, cuestionarios y entrevistas estandarizadas.[3] Por tanto, el proyecto del grupo PACTE es un claro ejemplo de diseño basado (i) en la observación de una muestra representativa, con la intención de extraer alguna tendencia común que compartan los sujetos participantes en el estudio o explorar el comportamiento de dichos sujetos ante determinadas situaciones; y (ii) en el seguimiento de una muestra durante un tiempo prolongado (estudio longitudinal). La principal dificultad que presenta el primer diseño de investigación mencionado reside en delimitar y definir de manera precisa y correcta el colectivo que se desea observar, mientras que el principal problema del segundo diseño es la posibilidad de perder sujetos participantes a lo largo del tiempo y, por tanto, ir perdiendo información importante. En estudios de este tipo resulta extremadamente complejo controlar aspectos externos que pueden influir en el sujeto durante la realización de la investigación, así como el diseño de instrumentos capaces de medir exactamente lo que se desea en cada momento del estudio. La comparación entre grupos de sujetos y la medición anterior y posterior a una intervención son otros dos diseños de investigación comúnmente aplicados en los estudios de traducción.
- Estudios de caso, que se centran únicamente en casos individuales y que, la mayoría de las veces, se consideran “falsos” ejemplos de experimentos que sólo proporcionan resultados descriptivos. Sin embargo, algunos autores como Kussmaul (1997) opinan que el acto de traducir es tan complejo que en una investigación empírica se pierde demasiada información y nos obliga a centrarnos en unos pocos aspectos de la cuestión investigada. Así, este mismo autor llevó a cabo en 1997 un estudio de caso cuyo objetivo era analizar los procesos mentales de resolución de problemas que se derivan de las traducciones creativas. Para ello, se sirvió de distintas traducciones realizadas por el sujeto y de las grabaciones extraídas de los protocolos de pensamiento en voz alta (TAP).
- Estudios de campo, en los que los datos se recopilan sin ningún tipo de intervención o manipulación para ser posteriormente analizados y formular hipótesis o extraer conclusiones. En Traductología, por ejemplo, existen varias ramas, como la historia de la traducción o la traducción literaria, que se basan en datos existentes e inamovibles que no se pueden manipular de manera experimental.
- Experimentos de campo, cuya principal característica es que las mediciones se realizan en un entorno natural y, en consecuencia, los sujetos actúan de manera normal, con reacciones espontáneas, lo que favorece la validez ecológica del estudio. Sin embargo, la gran desventaja de este tipo de experimentos es la imposibilidad de controlar ciertas variables extrañas, lo que provoca la falta de objetividad, fiabilidad y replicabilidad. Como indica Neunzig (2001: 40), un ejemplo de este tipo de experimento sería encargar traducciones a diferentes agencias con diferentes encargos de traducción para determinar la influencia de una determinada variable como, por ejemplo, la importancia del propio encargo.
- Experimentos de laboratorio, opuestos a los experimentos de campo, ya que en ellos es posible controlar las distintas variables extrañas y crear las condiciones experimentales ideales, manipulando y midiendo de manera exacta las variables necesarias. Sin embargo, el gran inconveniente de este tipo de experimentos, como hemos señalado previamente, es que el sujeto normalmente sabe que forma parte de un estudio y, por tanto, no reaccionará espontáneamente, lo que resta validez ecológica al estudio. Un ejemplo de experimento de laboratorio es el realizado por Pavlovic y Jensen (2009) mediante el cual pretendían investigar la direccionalidad en los procesos de traducción haciendo uso del lector de movimientos oculares (eye-tracker). Las hipótesis establecidas, centradas esencialmente en la medición del esfuerzo cognitivo, fueron comprobadas a través de una serie de experimentos en los que participaron estudiantes y profesionales que debían traducir dos textos comparables, uno a su lengua materna, el danés, y otro a su segunda lengua, el inglés. Se analizaron datos como el tiempo de fijación de la mirada, la media de la duración de la fijación, el tiempo empleado en llevar a cabo la tarea y la dilatación de la pupila. El hecho de poder extraer estos datos tan precisos y poder controlarlos se debe a las condiciones tan idóneas que proporciona un experimento de estas características, llevado a cabo en un laboratorio equipado y preparado para estas situaciones. Experimentos de este tipo, por tanto, favorecen la fiabilidad en detrimento de la validez situacional.
La aplicación de los tipos de estudios y de diseños de investigación que hemos abordado no sería posible sin instrumentos de medición y de recopilación de datos adecuados, con objeto de garantizar la objetividad, la replicabilidad y, sobre todo, la fiabilidad de los resultados obtenidos.
4. Herramientas de recopilación de datos
El uso de instrumentos de recopilación y de medición de datos apropiados constituye uno de los pilares fundamentales para asegurar la validez y el éxito posterior de un determinado estudio. No obstante, lo que para otras ciencias no entraña dificultad alguna, en Traductología puede convertirse en uno de los mayores retos que el investigador debe afrontar: la elección y el diseño del instrumento de investigación. Dicha dificultad radica indudablemente en la falta de instrumentos propios de medida y de recopilación de datos que permitan realizar estudios empíricos en nuestra disciplina.
Esta escasez de herramientas propias ha llevado a los investigadores de nuestro campo a importar instrumentos procedentes de otras disciplinas tales como la Psicología, la Sociología o las Ciencias de la Educación. Se trata de herramientas normalizadas, validadas e incluso clásicas debido a su extensa aplicación previa como, por ejemplo, las entrevistas, los tests, los cuestionarios o los protocolos de pensamiento en voz alta (TAP). Orozco (2000: 50) los denomina “instrumentos foráneos”. Frente a estos, existen también instrumentos que se han diseñado específicamente para la investigación en Traductología, como las propias traducciones o ciertos programas de ordenador (Translog y Proxy).
4.1. Instrumentos propios del campo de la Traductología
Dentro de la categoría minoritaria de instrumentos propios del campo de la Traductología, encontramos la realización de traducciones como material que permite recoger y analizar datos sobre el proceso traductor y los resultados de este, así como programas de ordenador específicos que registran los pasos que va dando el traductor, las correcciones, consultas de documentos o modificaciones. Uno de los programas computacionales más utilizados en estudios de traducción es Translog 2000, desarrollado por Arnt Lykke Jakobsen (1999) de la Escuela de Comercio de Copenhague. Este programa cuenta con funciones dedicadas a registrar en vivo todas las actividades que realiza el traductor durante el proceso traslativo tales como recoger sus pulsaciones, detener en cualquier momento el proceso y observar en la pantalla la versión provisional del texto traducido, analizar la duración y localización de las pausas y de las correcciones, así como los movimientos con el ratón.
Otro software de características similares es Proxy (Remote Control Gateway), desarrollado por la empresa Funk Software en los años 1998-99. Este programa usado, por ejemplo, por Neunzig (2001: 102) en su tesis doctoral, nos permite registrar toda la actuación del sujeto (alumnos o traductores profesionales) mientras traduce: la traducción letra a letra, las correcciones, los tiempos, las pausas y las búsquedas de documentos en Internet. A través de Proxy también podemos “vigilar” al sujeto durante el proceso traductor desde otro monitor y ver las grabaciones a tiempo real, esto es, observar el desarrollo de dicho proceso a distintas velocidades, deteniendo la grabación en el momento exacto que nos interese analizar.
Veamos ahora otro ejemplo de estudio llevado a cabo en Traductología que se sirve del uso de un programa informático de captura de pantallas para la medición y el registro de datos. Tolosa Igualada (2009) diseñó un experimento en el que quince participantes tenían que traducir tres textos de género diferente mientras sus acciones quedaban registradas (por ejemplo, la lectura parcial o íntegra, las pausas, las modificaciones o la consulta de distintas fuentes). Los sujetos desconocían este planteamiento. El autor pretendía, en general, estudiar el error en traducción desde la perspectiva del proceso, aunque también basa su estudio en la observación del producto traducido. El hecho de poder registrar el proceso ejecutivo de traducción permitió al autor plantear dos grandes conjuntos de errores (aquellos de brote presintomático y los de brote postsintomático), cometidos durante el desarrollo de la labor traductora. El uso de las nuevas tecnologías resulta, por tanto, de gran utilidad para analizar el proceso traductor y los errores cometidos durante su desarrollo.
Para finalizar con la categoría de instrumentos propios de la Traductología, nos gustaría subrayar la importancia de combinar y contrastar los datos recogidos a través de un instrumento como Translog con los de otras herramientas para obtener resultados más completos y fiables. Un claro ejemplo de esta combinación de instrumentos lo constituyó el grupo de investigación TRAP (Translation Process) de la Copenhagen Business School (Hansen 2002), que obtuvo interesantes resultados sobre el proceso de traducción a través de una metodología centrada en la triangulación de datos procedentes de diferentes herramientas.
4.2. Herramientas prestadas de otras disciplinas
Dentro de la categoría de herramientas prestadas de otras disciplinas, nos centraremos en las técnicas introspectivas, cuyo máximo representante son los TAP, las técnicas retrospectivas (como las entrevistas exploratorias e inmediatas), las herramientas procedentes de la Psicología Cognitiva (como el lector de movimientos oculares, la tomografía por emisión de positrones y el registro de potenciales evocados) y finalmente los cuestionarios.
En primer lugar, en lo que se refiere a los métodos introspectivos, cabe destacar los ya mencionados think-aloud protocols (TAP) o, como se conocen en español, los protocolos de verbalización del pensamiento, que consisten precisamente en “pensar en voz alta” mientras se realiza la traducción, lo cual permite analizar lo que ocurre dentro de la mente del traductor. Durante el proceso traslativo, el traductor va explicando lo que pasa por su mente mientras que el investigador graba en audio y normalmente también en vídeo dicho proceso, con la finalidad de analizarlo a posteriori basándose en la información visual y auditiva obtenida. Esta técnica de recopilación de datos es una de las más utilizadas en los estudios empíricos sobre traducción y, de hecho, desde que se publicó el primer estudio que se sirvió de este instrumento para analizar el proceso de traducción (Krings 1986a), no ha dejado de aplicarse esta herramienta en investigaciones empíricas en Traductología, prueba de ello son los más de cincuenta estudios que recoge Orozco (2002: 66-70). La autora clasifica aquellos estudios basados en los TAP simultáneos y retrospectivos y distingue entre los grabados en cinta magnetofónica (audio) o en cinta magnetoscópica (audio y vídeo). De su clasificación, podemos extraer que los TAP se han utilizado en nuestra ciencia para, por ejemplo, analizar los criterios utilizados en la toma de decisiones durante el proceso de traducción (Tirkkonnen-Condit 1989), analizar la creatividad dentro de dicho proceso (Kussmaul 1991), examinar las estrategias utilizadas para resolver problemas de traducción (Lörscher 1991, 1992 y 1996), determinar aspectos de transferencia cultural (Fraser 1993), analizar el uso de diccionarios durante el proceso traductor (Atkins y Varantola 1997) o investigar las diferencias entre la traducción profesional directa e inversa (Lorenzo 1999), entre otros muchos objetivos de investigación.
A pesar de ser una de las técnicas de recopilación de datos más usadas en el ámbito de la investigación sobre los procesos cognitivos del traductor, los TAP han recibido numerosas críticas, sobre todo, por la artificialidad de la situación, ya que pocas veces se traduce pensando en voz alta y siendo grabado por una cámara, lo cual puede provocar un cambio de comportamiento en la persona que traduce y, por tanto, afectar a los resultados obtenidos. Asimismo, como afirma Hurtado Albir (1996), una de las dificultades de esta técnica reside en verbalizar actividades que los traductores profesionales ya tienen muy automatizadas. Sin embargo, los que defienden este instrumento de recogida de datos se basan en el hecho de que traducir es semejante a pensar en voz alta, puesto que muchos traductores van verbalizando lo que escriben y así son más conscientes de las estrategias aplicadas (Jääskeläinen 1998). Desde nuestro punto de vista, estamos de acuerdo con Neunzig (2000) y con Orozco (2002) en que los TAP son adecuados para obtener una gran cantidad de datos referidos al proceso traductor (como estrategias de traducción aplicadas o toma de decisiones ante determinados problemas de traducción), que son útiles para formular hipótesis. Sin embargo, también somos de la opinión de que los TAP pueden presentar ciertos inconvenientes relacionados con la validez situacional (dada la artificialidad de la situación que previamente hemos mencionado) y la generalización o extrapolabilidad de los datos a otros experimentos. Por tanto, creemos conveniente que es necesaria otra herramienta de recopilación de datos que, combinada con los TAP, dé como resultado unos datos más fiables que puedan estudiarse empíricamente.
En segundo lugar, nos centramos en los métodos retrospectivos que, en general, están dirigidos a recopilar datos sobre el proceso de traducción una vez que dicho proceso ha finalizado. Los instrumentos más comunes de este tipo son las entrevistas exploratorias y la retrospección o entrevista inmediata. La entrevista exploratoria pretende indagar en lo que el sujeto ha pensado durante su traducción y, por tanto, al realizarse después del proceso traductor, esta herramienta tiene la ventaja de que no influye en el comportamiento del traductor, por lo que la validez situacional del experimento es mayor que en las técnicas introspectivas. No obstante, la gran desventaja de la entrevista exploratoria es que pueden intervenir factores que no deseamos medir como, por ejemplo, la memoria del traductor. Fuera del ámbito del proceso traductor, conviene mencionar que la entrevista exploratoria resulta también de gran utilidad cuando se pretende obtener información detallada sobre determinados sectores socioprofesionales (grupo GENTT 2000) tales como médicos, abogados o economistas que, en numerosas ocasiones, se convierten en receptores de una traducción. Por tanto, la entrevista exploratoria puede resultar útil para conocer las opiniones, preferencias y demás información de una determinada audiencia receptora de una traducción.
Volviendo a la investigación del proceso traductor, la retrospección o entrevista inmediata posterior pretende, como se puede deducir de su propio nombre, obtener información sobre el proceso de traducción inmediatamente después de que finalice, aprovechando que la situación todavía permanece en la memoria del sujeto. Por el contrario, la retrospección no inmediata implica, por ejemplo, el uso de diarios de traducción en los cuales el sujeto anota sus experiencias en relación al proceso de traducción de un determinado texto. Fox (2000) constató la utilidad de los diarios de traducción en las clases de traducción y los considera un instrumento fundamental que permite seguir el desarrollo de las competencias traductoras.
En tercer lugar, abordamos de manera superficial las técnicas de recopilación de datos, quizás más innovadoras en Traductología, procedentes de la Psicología Cognitiva: el lector de movimientos oculares (eye-tracker), el registro de potenciales evocados (PE), la tomografía por emisión de positores (PET por sus siglas en inglés) y la resonancia magnética funcional (fMRI por sus siglas en inglés).
El lector de movimientos oculares es un aparato que detecta la posición y los movimientos de la pupila a través de un sistema de luz infrarroja que se proyecta sobre el ojo y una cámara de vídeo de alta resolución. Así, los fotogramas capturados por la cámara se procesan mediante un software que calcula a qué parte de la pantalla se está mirando (Rojo 2013: 143). El eye-tracker es capaz de medir ciertos patrones oculares, como la duración y el número de fijaciones en milisegundos o el grado de dilatación de la pupila y, en consecuencia, determinar el esfuerzo cognitivo realizado tanto en la comprensión del texto origen como en la producción del texto meta. En Traductología, se ha aplicado en estudios como el de Pavlovic y Jensen (2009), explicado con anterioridad en el punto 3 y dirigido a analizar la direccionalidad en los procesos de traducción. Además, el lector ocular se ha utilizado en estudios de traducción para determinar el esfuerzo cognitivo que requiere un tipo concreto de traducción (Shreve, Lacruz y Angelone 2011) o una construcción lingüística específica (Sjorup 2011; Rojo y Valenzuela 2013), para estudiar las diferencias entre traducción e interpretación (Timarová, Dragsted y Gorm Hansen 2011) o las diferencias en el nivel de experiencia entre traductores expertos y no expertos (Hild 2011).
En cuanto al Registro de Potenciales Evocados (PE), se trata de una prueba neurofisiológica encargada de medir la modificación del potencial eléctrico que el sistema nervioso produce en respuesta a un estímulo del entorno percibido a través de los sentidos. Cuando estos estímulos llegan al cerebro, son interpretados y se les atribuye un significado. El aparato más empleado para medir estos estímulos sensoriales es normalmente el electroencefalógrafo (EEG) que, además, permite localizar el lugar donde se desarrolla la actividad cerebral y el momento en el que ocurre el proceso específico (Rojo 2013: 152). En Traductología, son aún escasos los trabajos que se han servido de esta técnica de recogida de datos, pero, como ejemplo, podemos citar el estudio realizado por Lachaud (2011), en el que el investigador examina el efecto del contexto sobre la polisemia en la comprensión y producción, comparando el rendimiento de traductores con el de personas bilingües. Lachaud analiza el proceso de transcodificación de cognados falsos, verdaderos y no cognados en el cerebro bilingüe y empieza a considerar cómo se puede utilizar la transcodificación para ayudar a traductores durante el proceso de traducción.
En lo referente a la Tomografía por Emisión de Positrones (PET) y a la Resonancia Magnética Funcional (fMRI), se trata de técnicas de neuroimagen que, a diferencia de los potenciales evocados, nos permiten visualizar la actividad y las funciones cerebrales. Estas técnicas, a partir de patrones de flujo sanguíneo, nos proporcionan la información necesaria referida a los cambios fisiológicos que ocurren en el cerebro de un individuo mientras realiza una determinada tarea cognitiva, revelando además el área cerebral que muestra la mayor actividad durante la realización de dicha tarea (Rojo 2013: 152-53). Estas técnicas de neuroimagen se han aplicado especialmente en el ámbito de la psicolingüística para investigar, por ejemplo, posibles diferencias en los patrones de activación cerebral en situaciones que implican diferentes patrones de direccionalidad y diferentes procesos de dirección lingüística. Así, el estudio de Rinne et al. (2000) pone de manifiesto que la direccionalidad de la traducción provoca diferencias en los patrones de activación del cerebro. En el ámbito de la Traductología, la aplicación de estas técnicas de neuroimagen es escasa, debido, sobre todo, a la dificultad de manejar este instrumento y a su escasa disponibilidad.[4]
En último lugar, aunque no por ello menos importante, prestamos atención a una de las técnicas de recopilación de datos más antigua, tradicional y, sin duda, una de las más usadas en el ámbito de las ciencias sociales: la encuesta, que nos permite recopilar una gran cantidad de datos con relativa facilidad.
4.3. El uso de la encuesta en Traductología
La encuesta es una técnica de recogida de datos procedente del campo de las ciencias sociales e indudablemente una de las más populares en la sociedad actual. Dicha popularidad se debe, en gran parte, a que la mayoría de las organizaciones políticas, sociales y económicas de nuestro tiempo se sirven de ella para conocer la opinión, los hábitos, las actitudes, las tendencias e incluso los comportamientos de sus clientes o de los ciudadanos en general con el fin de tomar decisiones que puedan contribuir a una mejora en el funcionamiento de dichas organizaciones.
Desde un punto de vista general, la encuesta, que se materializa en preguntas en forma de cuestionario (su instrumento de recogida de datos), se sitúa dentro de los diseños no experimentales de investigación empírica propios de la metodología cuantitativa, puesto que la información obtenida mediante el estudio de una determinada población (la muestra) es cuantificable y, por tanto, permite el análisis estadístico de los datos. La encuesta, también denominada método selectivo, en definitiva, se ubica dentro de los métodos cuantitativos pero sin llegar a formar parte de los métodos cuasi experimentales o experimentales. Este carácter no experimental de la encuesta radica, según Kuznik, Hurtado Albir y Espinal Berenguer (2010), en la ausencia de variables independientes, ya que únicamente se definen variables dependientes que, a su vez, coinciden con el objeto de estudio y que, tras su operativización, se convierten en las preguntas de los cuestionarios.
Toda encuesta, para ser considerada como tal, debe apoyarse en dos pilares fundamentales: la muestra y el cuestionario. La muestra hace referencia al conjunto de individuos que interesa estudiar mediante el cuestionario, que constituye el instrumento propiamente dicho en el que encontramos las preguntas (ítems), que pueden ser abiertas o cerradas.
Según su enfoque metodológico, dos son los tipos de encuestas más usados en los estudios de traducción: la encuesta exploratoria y la encuesta descriptiva. La primera pretende tener un primer acercamiento al tema estudiado, identificar las características generales del problema, establecer hipótesis de trabajo y proporcionar ideas sobre el diseño de muestras y cálculos estadísticos. La segunda, en cambio, intenta describir con más precisión (normalmente a través de porcentajes y promedios) el fenómeno observado y, de esta manera, cuantificar con exactitud cada uno de los aspectos estudiados en la fase exploratoria. En ambos tipos de encuesta suele realizarse un muestreo no probabilístico con fines exclusivamente exploratorios, dada la imposibilidad de generalizar los resultados a todo el colectivo y, por tanto, de ofrecer muestras representativas. Dicha imposibilidad viene dada esencialmente por la dificultad de encontrar en nuestra disciplina un censo o un listado previo en el que estén registrados todos los individuos del colectivo estudiado, es decir, no existe un marco muestral (López Romo 1998) previamente establecido que permita que todos los individuos de una población puedan tener probabilidad de formar parte de la muestra. Ante esta falta de marcos muestrales preestablecidos, la mayoría de estudios en traducción que hacen uso de la encuesta optan por muestras no probabilísticas que posibilitan el análisis estadístico descriptivo de los datos, dejando al margen las ventajas que ofrece la estadística inferencial para universalizar los resultados. En definitiva, podemos afirmar que las muestras usadas en Traductología son, en gran parte, de criterio o, según Cea D’Ancona (2004), muestras circunstanciales ya que sólo participan voluntarios.
Veamos ahora de manera aún más concreta cómo se han aplicado estos tipos de encuestas en los estudios de traducción recientes, profundizando en los objetivos que se pretendían alcanzar mediante la utilización de esta herramienta. Para ello, clasificaremos los estudios seleccionados atendiendo a la población que se desea investigar: (i) usuarios de servicios de traducción e interpretación, (ii) traductores, intérpretes y alumnos de traducción y (iii) usuarios de traducciones.
4.3.1 Usuarios de servicios de traducción e interpretación
Uno de los colectivos más explorados en los estudios de traducción mediante el uso de la encuesta ha sido el de los usuarios de servicios de traducción e interpretación, es decir, empresas, instituciones, organizaciones e incluso editoriales que requieren de los servicios de traductores e intérpretes, que también podríamos denominar empleadores de traductores. No debemos confundir el concepto de usuarios de servicios de traducción e interpretación con el de usuarios de traducciones e interpretaciones, puesto que este último hace referencia a los individuos receptores e incluso “consumidores” de una traducción o interpretación. Aclarada esta distinción terminológica, conviene destacar que la mayoría de encuestas dirigidas a usuarios de servicios de traducción e interpretación persiguen fundamentalmente adecuar la formación a la realidad laboral, analizar las condiciones laborales de traductores e intérpretes en ámbitos profesionales diversos y detectar las necesidades reales de empresas que ofrecen servicios de traducción.
Existen varios ejemplos de estudios destinados a analizar cuestiones profesionales del traductor a través de encuestas. Este es el caso del trabajo llevado a cabo por Chan (2010) en el que 70 responsables de la contratación de traductores fueron encuestados con la finalidad de determinar los beneficios que, a su juicio, presenta el hecho de poseer la titulación en traducción. Se utilizó un cuestionario autoadministrado de forma electrónica, por lo que se obtuvieron respuestas de numerosos países. Los resultados se analizaron en términos estadísticos y mostraron que los participantes consideraban la titulación en traducción como algo positivo capaz de (i) mejorar la imagen general de la profesión traductora; (ii) aumentar las ofertas de trabajo, la autoestima y el respeto de los compañeros, y (iii) demostrar un conocimiento lingüístico fiable que, a su vez, facilita el proceso de contratación. A pesar de estas ventajas, los participantes también señalaron que la titulación en traducción podría incrementar los beneficios económicos de los trabajadores de forma mínima. Aunque la vía de distribución del cuestionario utilizada por Chan (2010) puede estar en desventaja con respecto a otras vías (como el cuestionario presencial), lo cierto es que presenta dos ventajas fundamentales que la diferencian del resto de formas: (i) permite al encuestado cumplimentar el cuestionario en el momento que le parezca más oportuno, dando una respuesta más meditada y con una mayor sensación de anonimato y (ii) permite acceder a personas lejanas o de difícil acceso.
Por su parte, Rasmussen y Schjoldager (2011) llevaron a cabo otro estudio que se servía de un cuestionario para recopilar datos de diferentes empresas de traducción. En concreto, las autoras pretendían obtener información acerca de las políticas de revisión de traducciones seguidas por distintas empresas danesas del sector. Los datos recopilados mediante el cuestionario revelaron que las empresas encuestadas apenas realizaban revisiones comparativas, sino que la mayoría de ellas seguían una revisión monolingüe y, durante este proceso, los parámetros más valorados eran la corrección lingüística y la presentación del documento. Otro resultado interesante señalado por las autoras es que la mayoría de revisiones no eran realizadas por revisores especializados, sino por traductores en plantilla que se encargaban de revisar el trabajo de sus propios colegas. En el plano metodológico, es destacable que las autoras no se limitan a recoger los datos mediante un cuestionario, sino que también hacen uso de entrevistas, que complementan y amplían la información obtenida mediante el cuestionario.
4.3.2 Traductores, intérpretes y alumnos de traducción
Otro de los grupos ampliamente estudiado mediante el uso de la encuesta es el de los propios traductores e intérpretes, que han sido objeto de investigaciones tanto de tipo social como centradas en analizar el proceso de traducción. En cuanto a los estudios destinados a desvelar las peculiaridades del proceso traductor, los cuestionarios se han utilizado, por ejemplo, para analizar el proceso de comprensión del texto origen, con especial atención a los conocimientos extralingüísticos y temáticos (Dancette 1994 y 1997) o para analizar el uso de diccionarios durante el proceso de traducción (Atkins y Varantola 1997). No obstante, no nos podemos olvidar de que una gran parte de las investigaciones centradas en el proceso traductor están dirigidas, más bien, a estudiantes de traducción y no tanto a traductores profesionales o a la comparación entre ambos colectivos con claros fines didácticos. Así, los cuestionarios han servido de instrumento para analizar las técnicas utilizadas en la resolución de problemas durante el proceso de traducción en estudiantes de lengua extranjera (Krings 1986b), para indagar en el proceso traductor y su relación con la práctica, la enseñanza y el aprendizaje de la traducción en estudiantes y profesionales (Kiraly 1995) o para validar el ordenador como medio de simulación de clases de traducción (Neunzig 1997).
En su vertiente más social, la encuesta también ha desempeñado un papel fundamental tanto para el análisis de estudiantes de traducción como para el de traductores profesionales. En concreto, las encuestas de tipo social en nuestra disciplina se han empleado principalmente con objeto de (i) adecuar la formación a la realidad laboral, (ii) determinar las condiciones de trabajo de traductores profesionales y (iii) estudiar la metodología aplicada a las clases de traducción. Algunos ejemplos que corroboran estos propósitos son las investigaciones de Li (2000), de Ortega Herráez (2006) y de Ebrahimi (2013).
El investigador chino Li (2000) elaboró un cuestionario de preguntas de opción múltiple y preguntas abiertas que, combinado con entrevistas semiestructuradas, estaba dirigido a traductores profesionales y con el que perseguía profundizar en sus necesidades laborales, conocer su opinión en cuanto a la formación recibida y obtener información acerca de los perfiles más demandados en traducción. De la encuesta era posible obtener datos cuantitativos y de carácter descriptivo que, como en la mayoría de los trabajos, fueron presentados en términos de rangos y porcentajes.
Otro ejemplo de estudio que se sirve de una encuesta para examinar las condiciones laborales de traductores e intérpretes profesionales es la tesis doctoral del investigador español Ortega Herráez (2006). Su trabajo se centra exclusivamente en intérpretes judiciales entre los que distribuyó un cuestionario de 39 preguntas tanto abiertas como cerradas y divididas en seis secciones: situación profesional, organización del trabajo, formación, imagen profesional, papel del intérprete y perfil del encuestado. Su investigación, que contó con una fase piloto en la que participaron 10 intérpretes, obtuvo finalmente 19 cuestionarios válidos frente a los 24 que se distribuyeron en el estudio definitivo. Una vez más, a los datos obtenidos de los cuestionarios se les aplicó un análisis estadístico de tipo descriptivo que agrupaba los resultados en forma de porcentajes y frecuencias.
Ebrahimi (2013), por su parte, diseñó, validó y aplicó un cuestionario destinado a evaluar las percepciones de los estudiantes con respecto a la clase de traducción. Los resultados, obtenidos a través de las cinco dimensiones de las que se componía el cuestionario, demostraron que los 523 estudiantes iraníes encuestados no estaban satisfechos con sus actuales clases de traducción y preferían clases con un enfoque más constructivista.
Además de los propósitos anteriormente mencionados, encontramos trabajos que utilizan el cuestionario como instrumento para conocer la realidad profesional en cuanto a la direccionalidad de la traducción (Gallego-Hernández, 2014) o en cuanto al uso de corpus como herramienta de traducción (Gallego-Hernández, 2015). El primero de los trabajos (Gallego-Hernández, 2014) describe la realidad de la traducción inversa en España llevada a cabo desde el español hacia el alemán, el francés o el inglés. El cuestionario, que fue completado por más de 500 traductores jurados y que contemplaba ítems como la frecuencia general de la traducción inversa, la principal fuente de ingresos o la frecuencia según combinaciones lingüísticas, reveló que la traducción inversa se practica aunque con distinta frecuencia en función de los ámbitos de especialización y de la combinación lingüística. El segundo trabajo (Gallego-Hernández, 2015) también describe la profesión del traductor, aunque desde el punto de vista del uso de corpora como recurso para la traducción. De hecho, la encuesta diseñada pretendía precisamente recopilar información sobre la utilización de corpora por parte de traductores españoles y describir el uso que se hace de este tipo de recurso. En términos generales, los resultados pusieron de manifiesto que los corpora son recursos utilizados por traductores profesionales, aunque en menor medida que otras fuentes de documentación, como los diccionarios.
En el ámbito de la interpretación, los cuestionarios se han empleado para valorar la calidad de diferentes interpretaciones realizadas en el ámbito de las instituciones penitenciarias, prestando especial atención a la relevancia de la dimensión interpersonal de la interpretación (Martínez-Gómez, 2011; Martínez-Gómez, 2014). La encuesta también ha sido de utilidad para recabar información concerniente al estatus profesional de los intérpretes de conferencias y a la consideración social de esta profesión (Gentile, 2013). Asimismo, el uso de encuestas ha permitido recopilar datos sobre la práctica profesional de los intérpretes simultáneos y el uso que estos hacen de glosarios (Jiang, 2013).
4.3.3 Usuarios finales de traducciones
En último lugar, nos centraremos en aquellos estudios que se sirven de la realización de una encuesta dirigida a usuarios finales o destinatarios de una traducción, con el objetivo de establecer un conjunto de parámetros que permitan determinar la calidad de una traducción y medir la reacción de los receptores. A este respecto, Nobs (2003) realizó un estudio en el que se administraron dos cuestionarios a 180 turistas germanohablantes con el objetivo de conocer mediante datos empíricos las expectativas de calidad que determinados grupos de usuarios reales tienen en relación con un determinado tipo de folleto turístico de la ciudad de Granada, así como conocer la evaluación que esos mismos usuarios hacen del folleto turístico en su versión traducida del español al alemán.
Por su parte, Gil (2010) llevó a cabo otro estudio empírico centrado en la recepción de traducciones juradas por parte de 12 juristas con el fin de observar la traducción desde el punto de vista del receptor experto y estudiar qué consideración tienen los usuarios juristas de las traducciones juradas y del profesional que las realiza. El instrumento diseñado para tal fin fue un cuestionario distribuido en persona por la propia investigadora y compuesto por veintidós ítems, de los cuales, seis eran de elección múltiple, tres de categoría, siete de escala y siete abiertas. Los resultados se interpretaron tanto de manera cuantitativa, a través de una asignación de valores aplicada a las opiniones de los juristas, como de manera cualitativa, mediante determinadas reflexiones teóricas suscitadas por los datos cuantitativos.
Más recientemente, Soto-Almela (2014), con el objetivo de determinar la aceptabilidad de determinados elementos culturales traducidos presentes en textos turísticos, diseñó un estudio transversal mixto en el que se administró un cuestionario de manera online a 242 visitantes y 122 residentes, todos ellos potenciales usuarios de folletos turísticos de la Región de Murcia. El cuestionario se diseñó de tal modo que permitió obtener no solo los datos socioculturales y demográficos de los participantes, sino también sus preferencias traductológicas con respecto a un conjunto de culturemas estrechamente vinculados a la cultura origen y pertenecientes a tres ámbitos culturales bien diferenciados (gastronomía, patrimonio cultural y medio natural).
5. Conclusiones
La investigación en Traductología ha sufrido una evolución metodológica en las últimas décadas que, lejos de suponer la dominancia de una metodología sobre otra, nos lleva a hablar de una coexistencia de métodos, aunque sin negar la revolución empírico-experimental que dicha disciplina está viviendo en nuestros días. De hecho, como hemos ejemplificado a lo largo de nuestra revisión, cada vez son más los investigadores que se muestran reacios a una metodología basada exclusivamente en modelos teóricos preconcebidos y en la aproximación hermenéutica y optan por un método experimental, articulado en torno a la utilización de una herramienta o instrumento de investigación.
El carácter teórico, filosófico e incluso filológico que siempre se ha conferido a la traducción ha supuesto una dificultad añadida para poder aplicar determinados criterios metodológicos empíricos en nuestra disciplina, como la objetividad, la replicabilidad, la extrapolabilidad, la fiabilidad o la cuantificabilidad. A pesar de esta complejidad, hemos recopilado diversos tipos de estudios empíricos que pueden diseñarse en Traductología dependiendo del objetivo perseguido (véase Tabla 1).
Tipo de estudio |
Objetivo principal |
|
Validar una determinada teoría de traducción y conferirle carácter empírico (Corpas Pastor 2008) |
|
Extraer tendencias comunes de un determinado grupo de sujetos. Explorar el comportamiento de los sujetos ante determinadas situaciones (PACTE 2002) |
|
Explorar casos individuales para obtener resultados descriptivos (Kussmaul, 1997) |
|
Analizar datos recopilados sin ningún tipo de manipulación y formular hipótesis (ejemplo: historia de la traducción) |
|
Realizar mediciones en un entorno natural favoreciendo la validez ecológica pero en detrimento del control de las variables extrañas (Neunzig 2001) |
|
Realizar mediciones en las condiciones experimentales ideales, favoreciendo el control de las variables extrañas pero en detrimento de la validez ecológica (Pavlovic y Jensen 2009) |
Tabla 1. Tipos de estudios y objetivos principales asociados
En cuanto a las herramientas utilizadas en Traductología, se ha detectado una escasez de instrumentos propios de nuestra disciplina frente a un uso mayoritario de herramientas importadas de otras áreas de estudio. De hecho, como propias de la Traductología, se consideran la realización de traducciones y los programas de ordenador específicos, como Translog y Proxy. Estos últimos han sido ampliamente utilizados para registrar los pasos del proceso traductor (correcciones, consultas de documentos, modificaciones, errores, pulsaciones, etc.). No menos numerosos son los estudios que se han servido de alguna herramienta foránea, como los TAP, las entrevistas exploratorias o inmediatas, el lector de movimientos oculares, la tomografía por emisión de positrones, el registro de potenciales evocados y, sobre todo, los cuestionarios. Estos instrumentos resultan ventajosos o insuficientes en función del planteamiento del estudio y de la finalidad del mismo (véase Tabla 2).
Herramienta |
Ventajas |
Inconvenientes |
Técnicas introspectivas (TAP) |
Registro de información visual y auditiva sobre el proceso traductor |
Artificialidad de la situación Dificultad de verbalizar determinadas acciones de traducción |
Técnicas retrospectivas (entrevistas exploratorias o inmediatas) |
No influye en el comportamiento del traductor durante el proceso Validez situacional |
Memoria del traductor |
Herramientas de la Psicología Cognitiva (eye-tracker, PE, PET, fMRI) |
Control de las variables extrañas Fiabilidad de los resultados |
Validez situacional Dificultad de manejo Escasa disponibilidad |
Tabla 2. Herramientas de recopilación de datos: ventajas e inconvenientes
En nuestro trabajo, hemos otorgado un papel protagonista al cuestionario debido a sus numerosas aplicaciones y finalidades en nuestra disciplina. En efecto, se trata de un instrumento que nos permite obtener datos cualitativos y cuantitativos de diferentes grupos de sujetos: desde usuarios de servicios de traducción e interpretación; pasando por traductores, intérpretes y alumnos de traducción; hasta usuarios finales de traducciones. La encuesta se ha utilizado en Traductología con numerosos propósitos dependiendo del grupo de usuarios estudiado (véase Tabla 3).
Usuarios de servicios de traducción e interpretación |
(Chan 2010; Rasmussen y Schjoldager 2011) |
Traductores, intérpretes y alumnos de traducción |
(Li 2000; Ortega Herráez 2006; Ebrahimi 2013; Gallego-Hernández 2014; Gallego-Hernández 2015) |
Usuarios finales de traducciones |
(Nobs 2003; Gil 2000; Soto-Almela 2014) |
Tabla 3. Uso de la encuesta en Traductología en función del grupo de sujetos estudiado
No podemos obviar que la revisión realizada se centra fundamentalmente en métodos e instrumentos tradicionales utilizados por investigadores durante las últimas décadas con el fin de estudiar situaciones tradicionales de traductores individuales que trabajan de manera prototípica. Por esta razón, serían necesarios métodos y herramientas más avanzadas que pudieran considerar y medir la labor traductora que, hoy en día, más compleja que nunca, se desarrolla en equipos de trabajo multidisciplinares y en ámbitos de actuación muy dispares.
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Notas
[1] En palabras de Holmes (1988: 101), “many of the weaknesses and naiveties of contemporary translation theories are a result of the fact that the theories were, by and large, developed deductively, without recourse to actual translated texts-in-function, or at best to a very restricted corpus introduced for illustration rather than for verification or falsification”.
[2] “What normally happens in scientific communities is that they are composed of at least two shorts of members, some are of the theorizing, speculative kind, and others are of the experimental, research kind. Both of them are equally serious, equally ‘scientific’ and equally necessary” (García-Landa, 1995: 394).
[3] Puede consultarse toda la información relativa al grupo de investigación PACTE y a sus proyectos en la siguiente página web: http://grupsderecerca.uab.cat/pacte/es.
[4] Para una información más exhaustiva sobre los métodos de análisis en los experimentos de traducción, donde se especifican otros instrumentos neurológicos y técnicas para medir reacciones fisiológicas, véase Rojo (2013: 140-64).
©inTRAlinea & Jorge Soto Almela (2015).
"Una aproximación a los estudios empíricos en Traductología: diseños y herramientas", inTRAlinea Vol. 17.
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