La audiodescripción como modalidad de traducción intersemiótica: novedades y retos

By inTRAlinea Webmaster

Abstract

English:

Communication can be found in every facet of life. What we do (or do not do) conveys a message, transmits information that will reach the receiver with greater or lesser intensity. In certain circumstances, this information needs to be interpreted by third parties and transferred through different systems for it to be correctly understood and assimilated, a transfer which, as Jakobson (1959: 232-239) points out, gives rise to translation; Jakobson recognises different types of translation depending on the information that is transferred. The intention is to devote some space to the analysis of some means of access to information and culture by the blind or seriously visually impaired community through intersemiotic translation: first we will present the new technology developed by ONCE to facilitate guidance through museum spaces, and then we will present an innovative project in the world of fashion that aims to enable people with sight difficulties to dress in a way that allows them to be aware of the clothes they are wearing.

Although initiatives such as these are a step towards accessibility, it is necessary to work as a society to promote information that encourages personal autonomy and independence.

Spanish:

La comunicación se encuentra presente en todas las facetas de nuestra vida. Lo que hacemos (o no) comunica un mensaje, transmite una información que llegará con mayor o menor intensidad al receptor. En determinadas circunstancias, dicha información necesita ser interpretada por terceros y trasladada a través de diferentes sistemas para su correcta comprensión y asimilación, trasvase que, como señala Jakobson (1959: 232-239), da lugar a una traducción. Jakobson reconoce varios tipos de traducción en función de la información que se traslada. Nuestra intención es dedicar un espacio al análisis de algunos medios de acceso a la información y la cultura por parte de la comunidad ciega o con serios problemas de visión a través de la traducción intersemiótica. En primer lugar presentaremos la nueva tecnología desarrollada por ONCE para facilitar el guiado por los espacios museísticos, y posteriormente daremos a conocer un proyecto innovador en el mundo de la moda que busca permitir que personas con dificultades de visión puedan vestirse conscientes de la ropa que llevan puesta.

Aunque iniciativas como estas constituyen un avance hacia la accesibilidad, es necesario trabajar como sociedad para promover una información que fomente la autonomía e independencia personal.

Keywords: imágenes, accesibilidad, ceguera, tecnología, trasvase, images, accessibility, blindness, technology, transfer

©inTRAlinea & inTRAlinea Webmaster (2025).
"La audiodescripción como modalidad de traducción intersemiótica: novedades y retos"
inTRAlinea Special Issue: Media Accessibility for Deaf and Blind Audiences
Edited by: Carlo Eugeni & María J. Valero Gisbert
This article can be freely reproduced under Creative Commons License.
Stable URL: https://www.intralinea.org/specials/article/2675

1. Introducción

La plural sociedad actual nos lleva a la presencia de colectivos cuyo acceso a la información se ve limitado por circunstancias personales; para facilitarlo, la traducción e interpretación representa una herramienta de ayuda. De los tres tipos de traducción a los que se refiere Jakobson (1959: 232-239) y que presentaremos con más detenimiento a continuación. En el presente trabajo pondremos el foco en la intersemiótica, que por sus características permite que un mayor número de personas puedan acceder a la información y participar sin barreras en entornos a los que nos referiremos más adelante.

Tras dedicar un espacio a la traducción intersemiótica como herramienta de mediación facilitadora de la comunicación, nos centraremos en la accesibilidad. En este sentido, y tras definir el concepto, presentaremos la normativa más destacada en torno a la misma. Posteriormente procederemos a analizar la audiodescripción, considerada precisamente una forma de traducción intersemiótica, lo cual nos permitirá centrarnos en la manera en que se hace presente en el mundo ¡”tual’para favorecer la accesibilidad, presentando para este fin dos iniciativas en ámbitos muy diferentes entre sí, cuya información se ha obtenido mediante el sistema de entrevista a las personas responsables de los proyectos: por una lado nos referiremos al proyecto AMUSE y el uso de “beepcons”, una innovadora aplicación interactiva y accesible mediante balizas de guiado inteligente por bluetooth para recorrer museos que podría abrir las puertas a su aplicación en otros espacios y derribar así cada vez más barreras en términos de comunicación y accesibilidad. Por otro, nos referiremos a una iniciativa desarrollada en el ámbito de la moda de la mano de la diseñadora ecuatoriana Camila Chiriboga, quien a través de entrevista presenta un innovador diseño de etiquetado en la ropa basado en la audiodescripción y que busca facilitar el día a día de quienes tienen serias dificultades visuales.

2. El traductor audiovisual como mediador y facilitador de la comunicación

La comunicación es parte de nuestra vida; independientemente del formato en que esta se produzca, el traductor deberá trabajar para lograr que su contenido llegue al máximo número de personas, por lo que deberán tenerse en cuenta posibles discapacidades o dificultades del receptor a la hora de recibir y entender la información en cuestión. Esta afirmación se apoya en las palabras de Torop (2002: 1), que sostiene que todos los tipos de comunicación en la cultura pueden presentarse como un proceso de traducción de textos (o fragmentos) en otros textos. Entre estos textos, el autor se refiere a aquellos hechos de una sustancia, como puede ser la verbal, que se traducen a textos hechos de otra sustancia, como puede ser la audiovisual (Torop 2002: 2). Precisamente queremos referirnos a la traducción audiovisual por los cambios que ha experimentado con el paso de los años.

Hasta comienzos del siglo XXI no existían demasiados estudios en torno a la traducción audiovisual en comparación con otras modalidades de traducción como la traducción literaria o la traducción de la Biblia, con décadas de historia, algo que, como apuntaba Chaume en 2004 (114), podía deberse a los siguientes factores:

  • La historia de los Estudios de Traducción es relativamente joven, pues constituye una disciplina que no nacería como tal hasta que se llevaron a cabo los primeros estudios en profundidad a mediados del siglo XX.
  • Los estudios sobre comunicación y los medios de comunicación también son recientes.
  • Parece que la Traducción Audiovisual ha recibido una consideración menor a la de modalidades como la traducción jurídica, la literaria o la científica.
  • En el ámbito académico se le ha concedido poco crédito a la traducción y el trabajo del traductor, algo que empeora en el caso de la traducción audiovisual.

No obstante, como ya apuntaba Orrego-Carmona en 2013 (298-299), los grandes avances tecnológicos habrían provocado que los estudios en traducción audiovisual hayan aumentado significativamente durante las últimas décadas. A este respecto, existe un dato que nos permitiría afirmar que la investigación en este campo ha crecido exponencialmente: desde 2004 y hasta el tiempo presente, el buscador de Google Scholar arroja cerca de 19000 investigaciones en torno a la TAV en lengua española, y alrededor de 21500 en lengua inglesa.

Díaz Cintas (2007:9) señala que el auge de la traducción audiovisual se da en los años noventa, a raíz de la investigación que se desarrolla en este sentido y que da lugar a publicaciones, congresos y la creación de cursos que abordan esta modalidad. A este respecto, a finales del siglo xx, Mayoral (1998) señala que la traducción audiovisual incluye diversos tipos de traducción, como son el doblaje subtitulado, las voces superpuestas, la narración, la traducción simultánea o el half-dubbing, los cuales se utilizan en géneros audiovisuales como la ficción, documentales, publicidad o telediarios. Esta visión la comparten a principios del siglo xxi autores como Gambier (2000) o Chaume (2004).

Si bien podríamos pensar que la traducción audiovisual se limita a aquella que tiene lugar en el ámbito cinematográfico o a la que genera productos de vídeo y televisión con el subtitulado y el doblaje como protagonistas, con el paso de los años se incluyen otros tipos de traducción como son los que dan lugar a las 'modalidades de accesibilidad'. Reverter Oliver et al. (2021: XII) destacan la contribución de Chaume (2013), que realiza una nueva propuesta articulada alrededor de dos ejes que identifica como macro-modalidades de TAV. Por un lado, se encuentra el captioning, que incluye, además de la subtitulación, el sobretitulado, el rehablado (o subtitulado en vivo), la subtitulación para sordos y el fan/funsubbing. Por otro, el revoicing, en el cual se incluye nuevas modalidades como la interpretación simultánea, el comentario libre, los fan/fundubs o la audiodescripción.

Creemos que el uso que tradicionalmente se ha hecho de modalidades más convencionales de traducción audiovisual responde a cuestiones culturales, económicas o incluso políticas; sin embargo, la importancia que ha cobrado en los últimos tiempos la accesibilidad ha dado lugar a la utilización de otras técnicas como la subtitulación para sordos o la audiodescripción, modalidad esta última en la que nos centraremos en el presente trabajo.

No resulta simple definir el concepto de traducción, pues su descripción varía en función del autor. Así, nos encontramos con opiniones como la de Steiner (1975/1980:65), quien afirma que la traducción supone “cualquier modelo de comunicación que da pie a un modelo de traslado, de transferencia vertical u horizontal de significado”. Opinión similar sostiene Bettetini, que señala que:

traducir es reescribir, respetando un proyecto de comunicación. Traducir, en el caso del traslado de un texto literario a un texto audiovisual, es producir una nueva máquina semiótica, que intenta repetir por analogía (también en sus relaciones con el usuario) el trabajo de aquella de la que se ha partido. (Bettetini 1986: 102)

En la misma línea, Chaume (2004: 141-142) apunta que traducir es una operación consistente en trasladar un texto de un medio a otro, independientemente de si en esta traslación se produce un cambio de lengua o no. Así, podemos decir que su definición va en la línea de las palabras de autores como Visión diferente tiene Martínez Sierra (2004: 16), quien hace ya dos décadas consideraba que la traducción “ha de implicar, como mínimo, dos lenguas y dos sistemas culturales distintos en mayor o menor grado”.

Por su parte, Jakobson (1959: 232-239), como se ha adelantado, distingue tres tipos de interpretación del signo lingüístico, en función de si su sentido se transfiere, traduce o transpone en otros signos de la misma lengua, en otra lengua, o en un sistema no lingüístico. Nos encontramos en primer lugar con la traducción intralingüística, que supone la interpretación de palabras y mensajes, en definitiva, de signos verbales, y su reexpresión en el mismo idioma mediante sinónimos, neologismos, cambios semánticos o circunloquios que actúan con carácter explicativo (Jakobson 1981: 69).

Por otro lado, la traducción interlingüística se ocupa de trasladar un mensaje entre lenguas diferentes; es la que solemos considerar como traducción propiamente dicha. A este respecto, Santaemilia (2010) considera que, desde la perspectiva de los actuales estudios de la traducción, esta denominación es inexacta, y apunta que, en realidad, hablar de traducción intercultural sería más apropiado, pues en el proceso de traducción no se produce un simple trasvase de unidades lingüísticas, sino una reescritura ideológica, de unidades culturales.

Como apunta Zavala (2008:48), Jakobson fue quien, con su modelo lingüístico, primero destacó la importancia de extrapolar las categorías de la lingüística con el fin de estudiar no solo la traducción que él mismo denominaría interlingüística, esto es, la que se produce de una lengua natural como puede ser el inglés a otra como pudiese ser el español, sino también la traducción intersemiótica, que supone la traducción de textos que pertenecen a distintos lenguajes (ya sean de carácter lingüístico o semiótico), la interpretación de signos, por ejemplo, de un sistema no verbal a uno que sí lo es, o viceversa (Jakobson 1959).  En esta categoría tienen cabida, por ejemplo, las onomatopeyas y las expresiones gestuales y faciales, pero también las imágenes.  

La traducción intersemiótica incluye modalidades de traducción diferentes: audiodescripcion (AD), subtitulación para sordos, interpretación en lengua de signos española (ILSE) y adaptación textual a lectura fácil. Se trata de modalidades que permiten la recepción de una información por parte del usuario que debido a su condición no podría acceder a los productos resultantes de la traducción inter- o intralingüística.

3. Accesibilidad

Ahora que entendemos qué es la traducción intersemiótica y vemos que permite el acceso a una información que de otro modo quedaría inaccesible para parte de la población, analicemos brevemente el concepto de accesiblidad.

Diferentes organismos y asociaciones, entre ellas Fundación ONCE (2009) definen la accesibilidad como la posibilidad de tener acceso, paso o entrada a un lugar o actividad sin limitación alguna por razón de deficiencia, discapacidad, o minusvalía, y distingue entre distintos tipos de accesibilidad:

  • Urbanística, referida al medio urbano o físico.
  • Arquitectónica, referida a edificios públicos y privados.
  • Accesibilidad en el transporte, referida a los medios de transporte públicos.
  • Accesibilidad en la comunicación, referida a la información individual y colectiva.

En este sentido, Richart-Marset y Calamita (2020: 32) subrayan precisamente la importancia de la accesibilidad, tanto en el marco de los Estudios de Traducción como en el seno de la traducción audiovisual, dado “su objetivo último, el de la integración social y la eliminación de barreras de dependencia”. Tengamos en cuenta que, en función de las características del entorno, así como de las capacidades de cada persona, la interacción con el medio variará. Si quiere alcanzarse una interacción satisfactoria por parte del máximo de personas con capacidades funcionales diferentes, será necesario trabajar en el diseño del entorno, producto o servicio al que pretenda accederse (Mati 2020).

El traductor debe actualizar sus conocimientos constantemente para realizar las labores propias de su profesión, actuando como mediador lingüístico y cultural (Carlucci  and Seibel 2016), fomentando con su labor la accesibilidad en el ámbito de la comunicación.  El objetivo que se persigue no es otro que cumplir con las exigencias de comunicación globales para facilitar el acceso no solo a la información, sino también al conocimiento y la accesibilidad universales en diferentes ámbitos, que se encuentran entre los siete principios del diseño universal, creados en 1997 en el Center for Universal Design (Carolina del Norte). Este constituye hoy un centro de referencia y de investigación en materia del Diseño para Todos y aplicables al diseño de cualquier elemento para ofrecer a los diseñadores una guía para integrar mejor las características y buscar así resolver las necesidades de tantos usuarios como sea posible (Ibid).

En este sentido, diversos autores abordan la relación entre la traducción y la accesibilidad; destacamos, entre otros, el trabajo de Díaz Cintas (2007), Márquez Linares (2007), Alba Rodríguez (2014), Jiménez Hurtado y Soler Gallego (2015), Talaván et al. (2016) o Romero-Fresco (2018, 2021, 2022).

3.1 Normativa en torno a la accesibilidad

La accesibilidad es una necesidad que debe atenderse y cubrirse si se quiere dar cumplimiento a la legislación existente.  Si bien dedicar un espacio a analizar cada uno de los instrumentos legislativos disponibles en materia de discapacidad y accesibilidad escaparía del ámbito en que queremos centrar nuestro trabajo y ocuparía un espacio del que no disponemos.  Desde el punto de vista concreto de la discapacidad podría afirmarse que el origen de la defensa de la accesibilidad se encuentra en la adopción por parte de Asamblea General de las Naciones Unidas  en 1966 y entrada en vigor una década después del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, si interpretamos en este sentido su artículo 3, que defiende la igualdad entre hombres y mujeres en el disfrute de sus derechos civiles y políticos, para lo cual entendemos como necesario este componente propio de la accesibilidad.

Por su parte, la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial establece en su artículo 5 el derecho “de toda persona a la igualdad ante la ley, sin distinción de raza, color y origen nacional o étnico, particularmente en el goce de entre otros derechos, el de acceso a todos los lugares y servicios destinados al uso público”, así como “a participar, en condiciones de igualdad, en las actividades culturales”.

Más directa o específica en cuanto al tratamiento de la discapacidad es la Convención Internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad, aprobada el 13 de diciembre de 2006 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), ratificada por España el 3 de diciembre de 2007 y que entró en vigor el 3 de mayo de 2008.Regula el acceso de las personas con discapacidad a todos los ámbitos de la sociedad, incluidas la Cultura y la Educación,  y su artículo 9, dedicado específicamente a la accesibilidad, establece que los Estados Parte están obligados a adoptar las medidas necesarias para asegurar el acceso de las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con las demás, a la información y a las comunicaciones. 

Otro guiño a la atención a las personas con algún tipo de discapacidad lo encontramos en el artículo 13 del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, que habilita al Consejo para “adoptar acciones adecuadas para luchar contra la discriminación por motivos de sexo, de origen racial o étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual” y da lugar a una serie de directivas para desarrollar esa competencia.

A nivel nacional, España aprueba diversos textos jurídicos que persiguen la defensa de los derechos de las personas con discapacidad a través de la accesibilidad.  Comenzamos con la Constitución Española, que en cierto modo recoge este derecho a la accesibilidad en su artículo 9 al exigir a los poderes públicos que garanticen el máximo bienestar de la ciudadanía facilitando su participación en diferentes ámbitos de la vida. Además, en su artículo 49 se defiende la creación de una política que integre a quienes sufren algún tipo de discapacidad, ya sea física, psíquica o sensorial.

Queremos destacar la Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad, que en su  artículo 1 define la igualdad de oportunidades como “la ausencia de toda discriminación, igualdad de oportunidades la ausencia de discriminación, directa o indirecta, que tenga su causa en una discapacidad, así como la adopción de medidas de acción positiva orientadas a evitar o compensar las desventajas de una persona con discapacidad para participar plenamente en la vida política, económica, cultural y social” y que se aprueba con la intención de servir como estrategia de lucha contra la discriminación y de “accesibilidad universal”. Esta ley, que supuso un importante avance para la configuración de muchas medidas sobre materia de accesibilidad porque establecía su aplicación también al patrimonio cultural, se verá modificada por la Ley 26/2011, de 1 de agosto, de adaptación normativa a la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad” para ajustar la definición legal de “persona con discapacidad” a la contenida en la Convención y salvaguardar sus derechos de manera que puedan avanzar hacia la autonomía personal desinstitucionalizada y garantizar su no discriminación.

Por otro lado, y en el ámbito de las tecnologías, nos encontramos con el Real Decreto 1494/2007, de 12 de noviembre, de condiciones básicas para el acceso de las personas con discapacidad a las tecnologías, productos y servicios relacionados con la sociedad de la información y medios de comunicación social, inspirado en los principios establecidos en la Ley 51/2003 y en vigor actualmente.

La Ley 51/2003 quedará derogada por el Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y su inclusión social. La norma define, por primera vez, los distintos tipos de discapacidad, protege especialmente a quienes sean susceptibles de sufrir "discriminación múltiple” y dedica un título a los derechos de las más de cuatro millones de personas con discapacidad en España, algo que desde el Gobierno español (La Moncloa 2023) no tiene precedentes en nuestra legislación, abordando su protección en todos los ámbitos.

A su vez, dicho Texto Refundido se verá modificado por la Ley 6/2022, de 31 de marzo, de los derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social, que establece y regula la accesibilidad cognitiva y sus condiciones de exigencia y aplicación. Dicha ley consta de un artículo que incluye la modificación y la adición de diversos artículos al Real Decreto Legislativo 1/2013. En él se define la accesibilidad universal como

la condición que deben cumplir los entornos, procesos, bienes, productos y servicios, así como los objetos, instrumentos, herramientas y dispositivos para ser comprensibles, utilizables y practicables por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible.

Y, como adelantábamos, se incluye en la accesibilidad universal la accesibilidad cognitiva para permitir la fácil comprensión, la comunicación e interacción a todas las personas. mediante la lectura fácil, sistemas alternativos y aumentativos de comunicación, pictogramas y otros medios humanos y tecnológicos disponibles para tal fin.

Las instituciones deben adoptar las medidas que garanticen un acceso más igualitario a la información, independientemente del ámbito y formato en que la información se presente. Aunque el cumplimiento de la normativa por parte de algunos sectores está en tela de juicio, contamos en España con organismos como la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) que llevan a cabo acciones para que el patrimonio cultural y natural del país sea accesible y que quienes lo necesiten puedan acceder a los contenidos de las exposiciones de forma visual, táctil y auditivamente. Todo ello bajo la idea de un proyecto integrador y no exclusivo para personas con discapacidad visual.

Seibel et al. (2020: 224) destacan la importancia que adquieren las nuevas modalidades de traducción intersemiótica de imágenes a palabras, en tanto que constituyen una herramienta clave para la accesibilidad universal, e incluyen entre las mismas la subtitulación, la interpretación en lengua de signos española (ILSE) para personas sordas, la adaptación textual a lectura fácil para la diversidad cognitiva y la audiodescripción para personas ciegas, en la cual deseamos centrarnos en este momento.

4. Audiodescripción

Según Nida (1959: 429), y aunque pudiera parecer lógico, al traducir debe alcanzarse la misma respuesta en los receptores meta del texto traducido que la que se produce en los receptores del texto original. Si esto lo aplicamos a la audiodescripción, la imagen, que representaría en este caso el texto origen, deberá ir acompañada de descripciones, que darán lugar al texto meta, de manera que el receptor, en este caso una persona con problemas de visión, pueda acceder al contenido de la imagen en cuestión.

El grupo TRACCE (s.f) la entiende como una “la modalidad de traducción multimodal o intersemiótica en la que se traducen imágenes estáticas o dinámicas a una lengua, entendida como sistema de comunicación verbal, gestual o escrito, propio de una comunidad humana”.

Si bien hablamos de nuevas modalidades, la audiodescripción lleva tiempo entre nosotros; concretamente en España, empieza a utilizarse a finales de los años ochenta  (Hit 2022). En 2005 se publica la norma UNE 153020, que en su párrafo 2.1. define esta práctica como:

el servicio de apoyo a la comunicación que consiste en el conjunto de técnicas y habilidades aplicadas, con objeto de compensar la carencia de captación de la parte visual contenida en cualquier tipo de mensaje, suministrando una adecuada información sonora que la traduce o explica, de manera que el posible receptor discapacitado visual perciba dicho mensaje como un todo armónico y de la forma más parecida a como la percibe una persona que ve. 

Asimismo, establece una serie de requisitos para garantizar la calidad de las producciones audiodescritas, las cuales, si bien no vamos a presentar en el presente trabajo, pueden conocerse consultando dicha norma.

Por otro lado,recientemente, en 2020, se aprueba la Orden CUD/582/2020, de 26 de junio, por la que se establecen las bases reguladoras de las ayudas estatales para la producción de largometrajes y de cortometrajes y regula la estructura del Registro Administrativo de Empresas Cinematográficas y Audiovisuales, que obliga a las producciones que deseen solicitar alguna ayuda pública de las que concede el Ministerio de Cultura y Deporte a través del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales de España (ICAA), a incluir el servicio de audiodescripción para personas con discapacidad visual junto con el servicio de subtitulado adaptado para personas con discapacidad auditiva.

Según la Organización Mundial de la Salud (2023), más de dos mil millones de personas en todo el mundo viven con algún tipo de discapacidad visual. A este respecto resulta interesante subrayar que aunque la audiodescripción pueda estar dirigida especialmente a aquellas personas con discapacidad visual, ya se trate de una pérdida de visión total o parcial o baja, también pueden beneficiarse de ella personas mayores y niños con necesidades específicas de aprendizaje, pues por sus características sirve de apoyo en su alfabetización, así como por cualquier persona en general al utilizarse como refuerzo para la comprensión de un mensaje visual (Snyder 2008: 192).

En cuanto a la aplicación de la audiodescripción, su uso no se limita al cine y la televisión, sino que tiene cabida en espectáculos en directo como pueden ser musicales, obras de teatro, exposiciones de arte y museos o la danza, además de en espacios naturales o culturales, entre otros (Rodríguez Domínguez y Domínguez Burrieza 2018).

4.1. Actuaciones en torno a la accesibilidad y la audiodescripción

Para favorecer la accesibilidad, tan importante para intentar alcanzar un trato más igualitario de todos los integrantes de la sociedad, existen ciertos proyectos novedosos cuyo desarrollo quisiéramos dar a conocer. Como adelantábamos, en primer lugar nos referiremos a la audiodescripción en el ámbito museístico para presentar una novedosa tecnología de la mano de Fundación ONCE, y posteriormente daremos a conocer un proyecto de moda que incluye en sus prendas la audiodescripción para así facilitar el día a día de quienes no pueden ver.

4.1.1.  Cultura accesible: la audiodescripción en el entorno museístico

En el ámbito de la cultura, si lo que se persigue es que la persona con discapacidad visual pueda acceder a los contenidos de un evento o colección y conseguir obtener una imagen mental del objeto representado, en ocasiones existe la posibilidad de utilizar el tacto como canal perceptivo, por un lado, y en el caso de que tuviera algo de visión, recurrir a la utilización de contrastes, colores o macrocaracteres. No obstante, como señala Hermida (2016: 17), en no pocas ocasiones la creación de esta imagen mental no es posible a través del tacto; es el caso de cuadros, cerámicas, o materiales delicados, así como si se trata de obras de grandes dimensiones que, por su tamaño, impiden su percepción a través de este sentido. Si bien podemos afirmar que la accesibilidad total para los diferentes tipos de discapacidad es una utopía, puede lograrse un mayor grado de accesibilidad si se ponen a disposición del usuario audioguías adaptadas con toda la información precisa, que describa los contenidos táctilmente accesibles. Una señalización táctil o auditiva y visual adecuada de los accesos, entornos físicos visitables y de esos equipamientos de museos, monumentos o incluso rutas guiadas y disponer de información auditiva mediante paneles, vídeos también cobran gran importancia para convertir estos espacios en lugares accesibles.

Diferentes autores han investigado en torno a la audiodescripción en entornos museísticos; es el caso de Díaz Cintas (2010), Soler y Chica (2014), Álvarez de Morales (2018), Barnés Castaño y Jiménez Hurtado (2020), Carlucci y Seibel (2020), y Ara Gregorio (2021), entre muchos otros. En esta ocasión, si bien permanecemos en el ámbito de los museos, queremos centrarnos no tanto en el acceso a la información relativa a las obras presentes en dichos museos, sino más bien en los medios puestos a disposición del usuario con discapacidad — visual en este caso — para facilitar su guiado por el espacio museístico.

Como muestra de la labor desarrollada en el entorno museístico, presentamos a continuación una iniciativa puesta en marcha en España y que consideramos resulta innovadora y de gran ayuda para quienes necesitan acceder a la información a través de la audiodescripción.

a. El sistema BEEPCONS y AMUSE

El sistema BEEPCONS es un proyecto impulsado por ILUNION Tecnología Accesibilidad (Fundación ONCE), un grupo empresarial de España con empresas de vigilancia, lavandería, desarrollo y accesibilidad, además de con una cadena hotelera. Las empresas del grupo, que trabaja exclusivamente proyectos de accesibilidad sobre todo desde un enfoque tecnológico, prioriza la inclusión de personas discapacitadas. Concretamente el 40% de sus empleados presentan alguna discapacidad.

El sistema de guiado por medio de balizas inteligentes denominadas ‘beepcons’ facilita la localización de objetos dentro de un espacio desconocido, así como la orientación del usuario, y se utiliza en espacios museísticos, restaurantes u hoteles. Para ello, estos dispositivos de señalización utilizan la tecnología Bluetooth Low Energy para enviar información diversa a los móviles que estén cerca: algunos de los datos que se proporcionan son la ubicación, distancia, elementos existentes en el entorno y descripción de los mismos, entre otros. El funcionamiento es el siguiente: en primer lugar, se lleva a cabo su instalación en un punto concreto dentro del espacio museístico. Los usuarios, a través de la app instalada en sus teléfonos, reciben un aviso mediante sonido, vibración o notificación verbal, señal mediante la cual localizan los baños, las puertas de la cafetería, y les permite acercarse al destino elegido. 

En el caso concreto de los museos, los beepcons permiten almacenar en ellos información grabada relativa a lo que hay en esa estancia o toda la información de la obra de arte en cuestión, que será descrita al usuario cuando este la solicite, haciendo que esta se convierta en una experiencia más interactiva más novedosa y divertida, y la visita sea más atractiva. En todo momento se localiza dónde está el usuario; si se detecta que se encuentra en una fase de la ruta que no corresponde, se le puede dirigir, si lo desea, a la información correspondiente, además de facilitársele un guiado entre sala y sala.

Además, el sistema de beepcons tiene una función más allá de las audioguías; puede utilizarse a modo de yincana con preguntas que resolver y puntos que obtener hasta completar la colección que conforma el juego. De este modo, los usuarios tienen la misión de “capturar” artistas y herramientas de estos artistas a lo largo de diferentes museos, fomentando así la movilidad de un museo a otro.

 En 2018, el Museo Tiflológico se convertía en el primer espacio museístico en contar con esta tecnología. Si bien podríamos pensar que esta innovadora aplicación interactiva es apropiada únicamente para las personas con discapacidad visual, y aunque ciertamente es especialmente útil para ellas,  también puede ayudar a aquellas que no presentan problemas de visión sino discapacidad intelectual y que necesitan o desean acceder a una información en un formato más sencillo, lo que la convierte también en adecuada para el público general, que podría preferir escuchar esa información que permite la identificación o localización de los objetos cercanos a tener que leerla.

Y aunque presenta numerosas ventajas, en conversación mantenida en 2022 con el jefe de la Unidad de Información y Accesibilidad de la ONCE, Luis Palomares, este subraya que la importancia a la hora de colocarlos, para lo cual resulta necesario estudiar su propósito, ya que en algunos casos su uso no está recomendado. Supongamos que se colocan pegados los unos a los otros:  si cada persona activa un beepcon a la vez, las señales acústicas confundirían porque se mezclarían entre sí. Asimismo, Palomares nos indica que la ONCE no está de acuerdo con su implementación en entornos cerrados, desaconsejando su instalación especialmente en aquellos lugares en los que debe haber silencio, como puede ser una catedral. No obstante, consideramos que la alternativa en estos casos podría ser la utilización de auriculares conectados al dispositivo móvil, para evitar molestar al resto de los visitantes. En cuanto a su adquisición por parte del ente que quiera emplearlos, su coste no es elevado; empresas, entidades, organismos, pueden comprar este servicio de beepcons, siendo empresas privadas o ayuntamientos quienes suelen financiar su compra.

Podría surgir la duda de lo que sucede con los derechos de propiedad y pensar que, una vez que se accede a la información contenida en los beepcons, esta queda descargada y puede consultarse desde cualquier punto y en cualquier momento. Pues bien, para proteger estos derechos de propiedad, esta tecnología únicamente permite el acceso a la información en el museo, quedando inaccesible una vez fuera de este espacio.

El sistema beepcons se encuentra plenamente relacionado con el proyecto AMUSE, que cuenta con la colaboración de ILUNION, FUNDACIÓN ONCE y el Ministerio de Tecnología y Deporte. Consiste en una plataforma que se aloja en una página web a la que los museos que dispongan de beepcons, entre otros servicios, pueden unirse y gestionar la información que quieren dar a conocer a quienes visiten sus espacios. En otras palabras, AMUSE no constituye una app de cada museo, sino una plataforma en la que estos pueden presentarse. Su carácter genérico permite que, mediante su registro en la plataforma, los museos carguen sus contenidos y personalicen la forma en que su información figura en la plataforma, incluyendo no solo la información de audioguía estándar sino también las características y elementos de accesibilidad de que disponen: audiodescripción en vídeos, si tienen vídeos en lengua de signos, cuál es el nivel de accesibilidad de una determinada ruta, etc. AMUSE permite así llevar el concepto de audioguía a otro nivel de manera que sea más inclusiva e interactiva.

Como dato interesante, hay que señalar que su nombre es la unión de la Accesibilidad (A), por un lado, y la referencia inglesa a las musas que inspiran el arte, por otro (muse).  Además, la designación coincide en inglés con el verbo cuyo significado es “entretener”, lo cual lo convierte en un nombre más que adecuado para este proyecto. AMUSE no está pensada solamente para usuarios con discapacidad; con su creación se pretende ir más allá de la accesibilidad, utilizando esta herramienta para fomentar que el público se anime a visitar los museos. Lo que busca es facilitar que, al entrar en la plataforma, el usuario conozca qué elementos, que a menudo los museos tienen pero son desconocidos, ofrece el museo, además de permitirle saber qué rutas son más adecuadas para sus necesidades, pudiendo escoger una ruta más sencilla.

En entrevista mantenida con Palomares, nos explica que esta plataforma permite que los responsables de cada museo puedan ir actualizando y modificando las preguntas de los juegos, así como el contenido relativo a exposiciones temporales. Si tenemos en cuenta que, en el caso de las exposiciones temporales, normalmente no existe una guía electrónica por el coste que ello conlleva, puede afirmarse que el uso de esta plataforma es ideal en este caso, pues convierte la información en dinámica y cambiante.

En palabras de Palomares, si bien podría decirse que la implantación de AMUSE constituye una solución por delante de la normativa en materia de accesibilidad y que por tanto tiene un componente muy positivo, debe tenerse en cuenta que la normativa relativa a la accesibilidad recoge lo básico. Las medidas que la ley establece llevan, según explica, a la puesta en marcha de mecanismos como este en nuevos espacios para evitar penalizaciones; sin embargo, depende ya de cada uno hasta qué punto se desarrolla su uso. Es decir, su existencia no asegura que alguien sea totalmente autónomo. A este respecto, señala que la norma no especifica aspectos como pueden ser la localización de puntos concretos en un parque, por ejemplo.

 En cuanto a la presencia de beepcons, adelanta que su uso no debe ser masivo para evitar interferencias entre dichas balizas, e indica que además de en espacios museísticos se pueden encontrar en lugares al aire libre como parques y espacios diáfanos, pudiéndose instalar incluso de manera puntual y con motivo de eventos concretos en la ciudad, como puede ser la Navidad, facilitando el acceso a la descripción de los espacios a los usuarios que lo necesiten. En cualquier caso, y puesto que su presencia se da en pequeñas cantidades y en lugares no muy masificados, es reducida la cantidad de gente que puede acceder a la información contenida en los beepcons al mismo tiempo.

En 2022, y según nos informa desde la Dirección de Accesibilidad Universal e Innovación de la Fundación ONCE, Lourdes González Perea, los espacios que ha implementado AMUSE son:

  • 2017: Tabacalera–Promoción del Arte, espacio dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
  • 2018:  Bienal de Arte Contemporáneo y el Museo Tiflológico.
  • 2020:  Aquarium de San Sebastián, Museo del Enclave de la Muralla (MUDEM) de Molina de Segura y Museo Aeronáutico Tiflológico (MAT) de San Javier.

Al preguntarle por proyectos a partir de 2021, explica que, con la llegada del COVID, su expansión se paró para dar prioridad a la virtualidad, centrando los esfuerzos en crear un espacio web a través del cual acceder a los diferentes espacios.

b. Moda y audiodescripción

Otra de las áreas en las que la audiodescripción se hace presente es la moda. Se pueden encontrar precedentes en la AD de ópera, donde el vestuario suele ocupar un lugar importante, siendo uno de los elementos que marcan la producción y contribuyen a realzar la magnitud de la obra en cuestión. A esta realidad se refieren Cabeza y Matamala, quienes señalan que el flujo de información puede llegar a ser excesivo, y que puesto que el objetivo es que el usuario se haga una idea general de la ópera, se procura que la información audiodescrita, que incluye no solo información del vestuario, sino también datos históricos y el argumento, dure solamente unos diez minutos[1].

Nuestro interés por conocer otros usos de la audiodescripción en el ámbito de la moda nos empuja a realizar una búsqueda de proyectos que pudieran aunar estos dos ámbitos. En esta ocasión nos centramos en una iniciativa que tiene como protagonista a la diseñadora de moda Camila Chiriboga, de Ecuador, cuya idea consideramos puntera, motivo por el cual se contacta con ella para la realización de una entrevista.

Camila lleva inmersa en este proyecto desde 2018: dedicó un primer año de investigación a conocer las necesidades y forma de funcionar de estas personas con discapacidad visual, además de los tres años que necesitó para perfeccionar la aplicación a través de la tecnología. La diseñadora ha podido trabajar en este proyecto gracias al apoyo económico de profesores, miembros de organizaciones y asociaciones de personas ciegas y discapacidades visuales, así como personas individuales.

A la pregunta de cómo surge su plan, Chiriboga cuenta que todo surge al pasar un tiempo ingresada en el hospital, donde su dolencia y movilidad reducida le llevan a pensar en cómo se las arregla la gente con algún problema grave de salud para vestirse en su día a día. Centrándose en aquellas personas con discapacidad visual, y para entender de la mejor manera las dificultades a las que las mismas se enfrentan en su día a día, recurre en primer lugar a la autoexperimentación, comenzando a vestirse con los ojos cerrados. Asimismo, observando en su entorno se da cuenta de que quienes tienen problemas graves de visión se visten con ropa con más pelo, característica esta que las convierte en prendas más identificables gracias a su suavidad y tacto más reconocible. A su vez, esto hace que estas personas con discapacidad visual a menudo asistan a su lugar de trabajo o a la universidad en pijama sin ser conscientes de que ese no es el código de vestimenta adecuado para esos lugares. Esto sucede obviamente al desconocer qué aspecto tiene un pijama, pues eligen la prenda basándose en su tacto.

Su investigación le permite conocer a personas que han perdido la visión a lo largo de su vida; al no haber nacido con esa condición, se encuentran desorientados, especialmente cuando la ropa es nueva. Todo lo anterior lleva a Camila a querer crear una etiqueta basada en el sistema de braille para que puedan vestirse solos y ganar independencia. Sin embargo, su trabajo en el ámbito del diseño de moda con una profesora ciega le permite conocer, gracias a la experiencia de la última, numerosos aspectos de la vida de las personas con discapacidad visual. En este sentido destaca que solo quienes nacen ciegos aprenden braille, y que quienes pierden la visión en edades adultas no tienen esa sensibilidad para entender y aprender a detectar este sistema de puntos en relieve.

Esto le lleva a crear una etiqueta con tacto y audio, el cual simplemente debe conectarse a un móvil, lo que simplifica el acceso a la información, si tenemos en cuenta que la mayoría de las personas tiene acceso a uno, evitando así tener que adquirir una tecnología nueva. Como explica la joven diseñadora, el Código QR o la identificación por radiofrecuencia (en adelante, RFID (Radio Frequency Identification) por sus siglas en inglés) de la etiqueta permite acceder a la información a través del móvil, que reproducirá un audio con la información sobre la prenda: color, tamaño, cómo usarla, con qué se combina, o cómo se lava, entre otros aspectos. No obstante, señala que el uso del código QR no resulta tan sencillo como la RFID, ya que mientras este último identifica la señal por radiofrecuencia y es suficiente con acercarse a ella, el primero exige que la cámara encaje con el recuadro del QR, lo cual puede resultar complicado para alguien con problemas de visión.

Chiriboga destaca que lo más costoso en todos los sentidos es la patente, si bien la considera necesaria para proteger la idea y compartirla, y actualmente está en contacto con diferentes marcas que trabajan con gente con dificultades de visión con el objetivo de trasladar su idea a dichas prendas.

Para finalizar, al preguntarle su opinión acerca de la audiodescrpción en el ámbito de la moda y del consumo de moda, subraya que si bien cada vez hay más concienciación, todo debería empezar por codificar las webs para ofrecer audiodescripción y lograr así la accesibilidad a mayor escala.

5. Conclusión

De la información del presente artículo se pueden extraer diversas conclusiones: en primer lugar, la tarea clave de los profesionales de la traducción en materia de inclusión. Su papel es fundamental para fomentar el acceso a la información, independientemente de su formato. A este respecto, la audiodescripción, como traducción intersemiótica, constituye una modalidad que favorece la accesibilidad de colectivos que, de otro modo, no podrían acceder a la información.

Como herramienta para la audiodescripción, el uso de la tecnología basada en los beepcons representa una original solución cuya implantación no se limita únicamente al entorno museístico, sino que podría producirse en otros espacios y derribar así cada vez más barreras en términos de comunicación y accesibilidad. Y es que, aunque podría pensarse que constituyen un elemento de ayuda, debería decirse en su lugar que son “elementos necesarios”. La accesibilidad es un derecho universal: ciertamente existe una normativa que obliga a tomar ciertas medidas en este sentido, como en el  plano urbanístico, donde se exige que en el pavimento haya cierta señalética podotáctil para que quienes tienen problemas visuales identifiquen la parada de autobús, o los semáforos sonoros, entre otros; pero como señalábamos anteriormente, la normativa solamente recoge los aspectos más básicos en lo que a la audiodescripción se refiere, y no desarrolla aspectos tan específicos como el uso de esta tecnología.

Si bien estas iniciativas constituyen un avance hacia la accesibilidad, como sociedad es necesario seguir trabajando en este sentido para lograr que quienes necesitan estas herramientas en su vida cotidiana puedan alcanzar la autonomía e independencia personal. Así, coincidimos con la perspectiva de Palomares, que apunta que lo ideal sería que iniciativas como la de los beepcons no tuvieran que existir porque todos los servicios, como puede ser Google Maps, o páginas web de distinta índole incluyeran la audiodescripción, ofreciendo un acceso inclusivo para todos. Y con respecto a la segunda propuesta, ¿no se concluye nada?

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Notas

[1] Otras obras que abordan la audiodescripción de vestimenta son X. Yang et al y Gatis Filho et al.

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"La audiodescripción como modalidad de traducción intersemiótica: novedades y retos"
inTRAlinea Special Issue: Media Accessibility for Deaf and Blind Audiences
Edited by: Carlo Eugeni & María J. Valero Gisbert
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